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Intro:

Hace más de diez años que un grupo de amigos se preguntaron si las cosas se podían hacer mejor y de manera diferente. El tiempo y ser una de las empresas referentes en el sector parece que les ha dado la razón. Desde sus comienzos en Terra Networks, Susana Pérez ha sabido rodearse de buenos amigos y ha tenido el raro talento de compaginar la dirección de proyectos y la capacidad de incorporar la usabilidad desde la génesis de un proyecto. Nestlé, Carrefour, Viajes El Corte Inglés, Ferrovial, Armani Roca, Telefónica o BBVA son los felices clientes que han tenido la suerte de trabajar con ella.

¿Cuando eras niña… soñabas con dedicarte a algo creativo?

La verdad es que soñaba con ser albañil (risas). Porque veía que la gente construía las casas, y decía: “Esto no está recto“. Me acuerdo de eso, y que mi madre dijo que lo que quería ser era arquitecto y no albañil. Realmente no pensaba en nada creativo, lo único que se podría acercar es que me gustaba cantar, y me veía como estrella del rock.

¿Cómo llegaste al mundo del diseño?

En el diseño empecé en 1998, en Teleline, lo que fue la semilla de Terra. Llegué después de trabajar en Telefónica, en la Fundación, donde tuve el privilegio de conocer de cerca el diseño, la planificación de proyectos, Internet, en sus comienzos, y también aspectos organizativos que me dieron una base muy sólida para luego montar Redbility.

En la Fundación Telefónica, en aquella época se llamaba Fundesco, hice de todo. Como era muy inquieta empecé a hacer cosas que no formaban parte estrictamente de mi trabajo, por ejemplo enseñé a toda la Fundación a migrar de MS-Dos y Wordperfect a Windows, Word y Access. Como era una apasionada de las bases de datos, empecé a usarlas en el trabajo, proponíendolas como soluciones para, por ejemplo, llevar las suscripciones de las publicaciones de la Fundación. Todo esto me ayudó a entender la parte de desarrollo, todo va sumando a la hora de coger experiencia. Finalmente cerraron la Fundación, me dijeron que estaban muy contentos con mi trabajo así que me recolocaron en Teleline.

Tuve mucha suerte y a los pocos meses me nombraron “Jefe de Compras”, al poco tiempo aterrizaron cuarenta nuevas personas para montar Terra. Me encargué de la organización, y ayudé a hacer crecer la oficina. Ahí fue cuando entre en contacto con Antonio Gutiérrez, que ahora es mi socio. Él llevaba el equipo de diseño y aquello me interesó muchísimo. Como en todos los inicios de cualquier empresa, al principio trabajamos de una forma muy intensa. Un montón de gente joven “inventando el futuro”. Fue realmente apasionante formar parte de ese proyecto en sus inicios. Poco a poco fui entendiendo en qué consistía el trabajo de un diseñador y cómo debía aplicarse a un entorno web. Finalmente, Antonio me invitó a formar parte de su equipo en la coordinación y el desarrollo de los proyectos. Aunque bajé un escalón, yo en aquel entonces estaba a su mismo nivel, me apasionaba tanto lo que hacían que pensé que era como entrar en la universidad y que te pagaran.

¿Y tu evolución?

En aquella época llegaban briefings de cualquier manera. Y se los pasaban directamente a los diseñadores visuales para que se buscaran la vida y crearan algo. Recuerdo que Antonio se sentaba con mucha paciencia con los “clientes” internos para que reflexionaran sobre sus necesidades y fueran capaces de plantear unos requisitos mínimos razonables. En aquella época todo era más complicado. Había que tener muchas cosas en cuenta. El peso de la página, la sensación de descarga, las infinitas limitaciones de los navegadores, en fin… fácil no era, desde luego.

Cuando empecé a coordinar proyectos, busqué una forma de facilitar parte del proceso e intentamos anticipar lo que el área de cliente quería de nosotros. Empezamos a hacer lo que hoy llamamos “arquitectura de la información” o “proceso de servilleta“. Nos sentábamos con ellos para entender sus necesidades y bocetarlas antes de comenzar con el diseño. Cuando trabajaba con los diseñadores visuales intentaba hacerles comprender que las cosas estaban en un sitio u otro con un propósito y que estás no podías ser diferentes de una página a otra.

Recuerdo la obsesión por hacer entender que teníamos que tener las cosas claras desde el principio para plantear la profundidad de los menús. Me acuerdo mucho de esas discusiones. En aquella época nadie se planteaba todas esas cosas. Primaban las propuestas creativas. Eran casi expresiones artísticas del diseñador que, en muchos casos, no comprendía en qué consistía tu profesión. Poco a poco nos fuimos profesionalizando, Terra se lanzó a los cuatro vientos y empezó a crecer. Me quedé en la parte corporativa, en la dirección de diseño. Hacíamos proyectos a nivel global para que se pudiesen implementar en todos los países en los que estábamos establecidos. Definimos una metodología que nos permitía desarrollar en global, pero aplicar en local con las particularidades de cada país. Todo eran retos.

No sabía que parte del trabajo que realizaba tenía un nombre y que se convertiría en una profesión. Yo aprendí sola. Lo que hice fue darle un poco de sentido común a las cosas que pasaban, pensar un poco antes para que los demás lo tuviesen un poco más fácil después a la hora de trabajar. Porque en el día a día que yo vivía se improvisaba demasiadas cosas. En fin, así empezamos todos. Además estaba la dificultad añadida de encontrar gente con un perfil similar para que te ayudara en la tarea. Yo no sabía donde buscar.

¿Cuando supimos lo que hacíamos? Me hace gracia recordar todo esto. Terra compró Lycos y se decidió que había que rediseñar Lycos para que se pareciera un poco más a Terra. Ellos tenían un equipo de diseño y cuando fuimos a conocerlos vimos por primera vez un laboratorio de usabilidad, dirigido por Dave Hendrick (creo que ahora está dando clases en la Universidad de Washigton), un tipo muy peculiar. Conocimos a gente muy interesante, como Steve Mulder y Douglas Bowman, que había hecho el rediseño de Wired con CSS, lo más de lo más de la época. Recuerdo que tomando un café aguado en la sala de ping pong de sus oficinas, le pregunte a Steve que a qué se dedicaba. Me dijo que era Arquitecto de Información. Me explicó lo que hacía y pensé… vaya (bueno, en realidad pensé “coño”) eso es lo que hago yo.

Nos trajimos muchísima terminología de cosas que estábamos haciendo aquí y que no sabíamos que tenía un nombre. Nos fue muy útil en nuestro trabajo porque uno de los problemas que teníamos en Terra era la falta de entendimiento y respeto hacía lo que hacíamos. Éramos conscientes de la importancia de lo que hacíamos, pero era muy difícil hacerlo entender al resto de la empresa.

Te cuento una anécdota, un día nos vino un tipo del departamento de procesos y nos dijo que había conseguido pintar el gráfico del flujo de desarrollo de un producto y me lo enseñó todo orgulloso. Estaban todas las áreas de la empresa: marketing, sistemas, programación, seguridad, portería (risas).¡Pero no estaba diseño! Era agotador, el peso de la tecnología era tan grande en aquella época que el diseño daba igual.

La experiencia y la terminología que adoptamos del equipo de diseño de Lycos, además de la forma de hacernos entender, ayudó a hacernos respetar. Empezamos a llamarnos de forma diferente, ya éramos el equipo de UX, acuñamos el término “experiencia de usuario”, quizá fue una manera de evangelizar y de hacer ver a la empresa que lo que hacíamos era importante y necesario.

Por aquellas fechas montamos nuestro primer laboratorio de usabilidad móvil. Terra estaba en muchos países y nuestra intención era hacer esas pruebas en diferentes países, y comprobar si el entorno cultural afectaba a la usabilidad, y pudimos comprobar que en cierta manera sí que afectaba. El mercado americano era mucho más maduro, ya habían crecido con la cultura de link subrayado azul, pero Europa y Latinoamérica se habían unido al carro de Internet más tarde, y tenían unos códigos diferentes, hicimos pruebas con distintas portadas de Lycos, de Yahoo, de Terra… la respuesta era diferente en diferentes países.

La verdad es que ahora que llevamos diez años en Redbility he visto una evolución en cliente muy grande. Hay empresas con equipos de experiencia de usuario a los que se les escucha. He vivido, por ejemplo, la evolución del equipo de BBVA, no eran muy importantes en sus principios, hoy en día es un área muy reconocida.

¿Qué haces actualmente?

Ahora ya se entiende cual es el trabajo que se hace en Redbility. Lo que hago principalmente es trabajar en la definición y planificación de un proyecto desde que el cliente nos manifiesta su primera necesidad.

Nos gusta decir que UX es todo, no creemos que los diseñadores de interacción y los arquitectos sean los únicos en el departamento de UX, también incluimos a las personas de visual, la programación Front, los programadores de Back, todos son UX. Al final todo genera una experiencia, me gusta pensar que trabajo con todas las partes de un gran equipo en la definición inicial y conceptual de los proyectos.

¿Tuviste algún mentor o maestro que marcó tu camino especialmente?

He de reconocer que parte del mérito es de Antonio Gutiérrez, uno de mis socios. Gracias a él entendí lo que era el diseño con mayúsculas. Con él entendí la diferencia entre un diseñador y un artista. Recuerdo mis inicios y como de insegura me sentía, y él me animaba diciendo que entendía el diseño mejor que las personas que lo habían estudiado. Me ayudó muchísimo.

Aunque nunca estudié diseño, es verdad que he encontrado a muchos diseñadores que no entendían el objetivo final de su trabajo. He de reconocer que Antonio fue una persona clave en un momento esencial de mi vida profesional. Él me dio la oportunidad de entender un nuevo mundo, el ochenta por ciento de lo que sé lo aprendí de él, bueno, mejor el setenta por ciento que luego se viene arriba (risas). Trabajando con Antonio entendí que el sentido común era la forma de evolucionar y eso me condujo a la parte funcional del diseño.

Mi pasión por lo funcional me llevó a los productos. Me di cuenta entonces que lo que me hubiera gustado estudiar en realidad era diseño industrial. Creo que el diseño Web se parece al diseño industrial, al final tienes que estar diseñando algo que vas a usar, con lo que vas a interactuar aunque sea en un solo plano.

¿Cuál ha sido la decisión más arriesgada de tu carrera?

Fundar Redbility, sin duda. Tomar la decisión de abandonar Terra, creer en una manera personal y diferente de hacer las cosas. Aunque antes ya había montado otras empresas, soy una persona muy inquieta, quizá esa fue mi decisión y creencia más arriesgada.

En la época en la que Redbility nació, había gente muy inflexible dentro del mundo de la usabilidad, nosotros los llamábamos “Talibanes de la Usabilidad”, y por otro lado estaban las agencias, que hacían cosas muy bonitas pero realmente difíciles de usar. Le dimos muchas vueltas al cómo poder hacer que todo fluyera en una misma dirección. Nos gustaba decir que trabajábamos con Razón y Corazón, sabíamos que esas dos cosas se podían mezclar, saber que algo puede ser usable y además se puede disfrutar con el uso. Montamos Redbility con el objetivo de alcanzar ese objetivo. Mucha sensación de vértigo… pero también mucha satisfacción.

¿Estás satisfecha con tu carrera?

Creo que sí. Soy una persona que se siente insatisfecha por defecto, siempre estoy buscando algo mejor, pero si soy objetiva, estoy encantada con mi trayectoria. He tenido la suerte de toparme con el diseño, de poder aportar y seguir trabajando en esto.

¿Qué piensas que estarás haciendo en 5 años?

Me gustaría pensar que en cinco años estaré tranquilamente sentada en mi casita de campo cuidando de cultivos ecológicos y alejada del estrés diario. No de la tecnología, sino del estrés diario. Pero todo el mundo que me conoce dice que esa no soy yo, así que seguramente seguiré trabajando en esto humildemente. Me encanta la gestión de proyectos, las metodologías o las herramientas que nos ayudan a mejorar. Por ejemplo, en Redbility creamos una herramienta para mejorar todo el control analítico de los proyectos, la rentabilidad, informes automatizados… me apasiona todo eso. Me paso la vida buscando herramientas nuevas que nos ayudan a mejorar los procesos y la comunicación interna. Seguro que en cinco años seguiré buscando la manera de ayudar a solucionarle la vida a otros, como creo que hago ahora mismo. Pero si sólo puedo imaginar una sola cosa, pediría que con un poquito menos de estrés (risas).

Describe un día normal en tu trabajo.

En Redbility el día empieza a las nueve y cinco con una sesión en la que nos juntamos todos los responsables de área para comentar lo que va a pasar ese día en nuestro trabajo. Así es como siempre empieza mi día, con una taza de café en la mano. A partir de ese momento es más complicado de prever lo que va a pasar, hay infinidad de frentes abiertos, multitud de reuniones, presentaciones, y es muy complicado saber en que estaré trabajando ese día, no sabría ni que deciros.

Al final tengo responsabilidades repartidas entre cosas específicas de nuestra profesión y aspectos más relacionados con dirigir una empresa.

Pero centrándome en la pregunta, muchas reuniones con clientes, presentación de ofertas, definiciones de proyectos. Trabajo mucho con cuentas, con investigación, con el equipo de UX, para ver de que manera podemos abordar los diferentes retos a los que nos enfrentamos cada día.

¿Perteneces o has pertenecido a alguna comunidad de diseño?

Me he mantenido al tanto de muchas de ellas. Pero no he pertenecido de facto a ninguna. Al final, el trabajo del día a día lleva tanta dedicación que apenas me ha dejado tiempo para unas pocas lecturas nocturnas. Lo urgente siempre es enemigo de lo importante.

¿Piensas que este tipo de comunidades son importantes en nuestra profesión?

La verdad, creo que aportan un debate que resulta necesario en una profesión que todavía se está definiendo, y que afortunadamente le queda mucho por evolucionar. Pero siempre que este debate no sirva para que cada uno se mire su propio ombligo, y no aporte nada relevante a la comunidad.

Si dieras un solo consejo a alguien que está empezando, ¿cuál sería?

¡Huye! (risas). A ver, si tienes que seguir algo… sigue tu sentido común, y más te vale que lo tengas, porque en esta profesión, lo vas a necesitar.

¿Dinos los sitios Web que has descubierto y más visitas últimamente?

Buff, ¡qué difícil! Porque no forzosamente los que más visito son los que más me gustan, sino los que mejor producto o servicio tienen. Por desgracia, estos factores no siempre van unidos.

Creo que un sitio que combina bien ambos aspectos es Ulabox. Como servicio, creo que está muy bien. Bugherd y… porque soy consumidora compulsiva en Etsy.

Susana en Internet:

• Web: Redbility.
• Twitter: @supepr
• Linkedin: Susana Pérez

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